miércoles, 19 de enero de 2011

Subterraneo dormitar

Rincón oscuro, poco detallado. Sinfonía del silencio, repentino de la noche.
Muerte simple de un soplo de oxigeno, destellos de profunda quimera; viaje incansable a las estrellas, subterráneo dormitar.

Ondas multicolores, cálidas, no tan cálidas, odisea fugaz en movimiento y un final sereno. Desorbitada mirada a la nada, sorpresa de un universo paralelo; heme aquí consolando mi sueño.

¡De repente! Una silueta que empapa de luz esa oscura dimensión incrustada en mis pupilas, perfecta policromía del ser, una diosa cual mitología, que ha de venir a rescatarme de la inmersa, fría tempestad. Lluvia que proviene de los llantos de los desalmados corazones en banca rota, sin ser yo uno más de los sin corazón.

Levanta tus armas de justicia, limpia mis empañados ojos borrachos de lo imposible, se quien guíe mis pasos en el sendero oscuro, poco trajinado de mis temores; persigue mis “no puedo” y revélame los secretos de la alquimia, única, envolvente del amor.

Amar es luchar, es decidir que sentir; es darse la oportunidad de mitigar sin desmayar; es simplemente vivir.

Desterrado del cuerpo, mi alma se dispone a volar sin un rumbo certero. Desmayan mis sueños y revive la realidad, esa que no está muy distante de mi subterráneo dormitar.

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